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miércoles, 18 de junio de 2008

sábado, 17 de mayo de 2008

El retrato de Dorian Gray

El retrato de Dorian Gray novela que escribió el autor irlandés Oscar Wilde, y que publicó en el Lippincott's Monthly Magazine el 20 de junio de 1890.

El Retrato de Dorian Gray parte del argumento universal de la eterna juventud, pero el verdadero sujeto de la novela podríamos decir que es el narcisismo (vanidad), ya que el personaje principal posee una excesiva admiración a su propio yo, hasta el extremos de no desear otra cosa que conservarse como en el cuadro para siempre.

Pero el tema del narcisismo no es la primera vez que se trata. Partimos del mito de Narciso que Ovidio incluyó dentro de sus Metamorfosis. Diecinueve siglos más tarde, el poeta Paul Valery queda fascinado por este mismo mito, al igual que el filósofo Gastón Bachelard, que hace un estudio sobre su significado y el por qué de su encanto dentro de “El agua de los sueños”.

Los vínculos entre narcisismo y dandismo son evidentes, pero no hablamos de lo mismo. El ejemplo de narcisista es Dorian Gray, mientras que cuando hablamos de dandismo no sólo nos referimos a Gray, sino que nos viene a la mente Lord Henry, con esa manera de comportarse y de hablar templada.

A parte de estos temas, también trata otros aspectos como la decadencia; la decadencia tanto de la sociedad,como del personaje Dorian Gray y la corrupción de su alma u otros como la vanidad, la arrogancia, la soberbia, la presunción, la altivez, y la moral perversa y torcida, vivo retrato de la sociedad de la época.



dorian_gray_movie.jpg Dorian Gray image by Craiger5

miércoles, 7 de mayo de 2008

MUSIC










HiLAry DuFF PrESEnTaCiON






pablo neruda



PaBlO nERuDA
EL AMOR Pequeñarosa,rosa pequeña,a veces, diminuta y desnuda,pareceque en una mano míacabes, que así voy a cerrartey a llevarte a mi boca,pero de pronto mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,has crecido,suben tus hombros como dos colinas,tus pechos se pasean por mi pecho,mi brazo alcanza apenas a rodear la delgadalínea de luna nueva que tiene tu cintura:en el amor como agua de mar te has desatado:mido apenas los ojos más extensos del cieloy me inclino a tu boca para besar la tierra.


EL NCONSTANTE Los ojos se me fueron tras de una morena que pasó. Era de nácar negro, era de uvas moradas, y me azotó la sangre con su cola de fuego. Detrás de todas me voy. Pasó una clara rubia como una planta de oro balanceando sus dones. Y mi boca se fue como con una ola descargando en su pecho relámpagos de sangre. Detrás de todas me voy. Pero a ti sin moverme, Sin verte, tu distante, Van mi sangre y mis besos, morena y clara mía, alta y pequeña mía, ancha y delgada mía, mi fea, mi hermosura, hecha de todo el oro, y de toda la plata, hecha de todo el trigo y de toda la tierra, hecha de toda el agua de las olas marinas, hecha para mis brazos, hecha para mis besos, hecha para mi alma.

Balada de la cárcel de Reading por el prisionero C.33 (Oscar Wilde) In memoriam

Ya no llevaba la guerrera roja
pues -la sangre y el vino rojos son,
y sangre y vino reteñían sus manos
cuando a él con la muerta se le halló,
con la mísera muerta que él amara
y a la que él en su lecho asesinó.

El caminaba entre los condenados
con su traje color gris viejo y raído
y su gorro de dril en la cabeza.
Su paso, alegre y ágil parecía,
pero jamás vi a un hombre que mirara
con tan ávido afán la luz del día.

Jamás he visto a un hombre que mirara
con tan ávidos ojos esa tienda
diminuta y azul que los penados
en su cautividad 1laman "el cielo",
y esas nubes movidas por el viento
con sus velas de mar, color de argento.

Y caminaba yo con otras almas
en pena, y en órbita distinta,
y yo me preguntaba si el pecado
de aquel hombre sería pequeño o grande,
cuando una voz atrás me dijo quedo:
"El preso que está allí, va a ser colgado".

¡Ah, Cristo querido! Los mismos muros
del penal parecía que tambalearan!
Volviose un casco de candente acero
el cielo azul sobre nuestras cabezas,
y aunque yo era también un alma triste
ya no pude sentir mi propia pena.

Sólo pude saber qué pensamiento
obsesional precipitó su paso,
y por qué contemplaba con pupilas
tan ávidas la luz del claro día:
¡ese hombre había matado lo que amaba
y tenía que morir por esa causa!